Para lograr lo que nos proponemos hay que romper límites, los mentales y los reales.
Los límites mentales son parte de nuestro temor al fracaso, es darle a nuestra intención un rotundo NO antes de la acción. Los límites mentales son una defensa personal, los creamos para evitarnos dolor, pero al evitarlo también estamos evitando experimentar con nuestras capacidades y perdemos la oportunidad de un potencial aprendizaje, aprendizaje que nos conduciría al logro de lo que nos habíamos propuesto.
Los límites reales son todos los factores que existen y que de alguna manera sí podrían ser un obstáculo para nosotros, pero los límites reales también están influenciados por los mentales, si bien habrá situaciones que nos bloqueen al final lo que realmente importa es nuestra capacidad de encontrar otras opciones que nos conduzcan a nuestra meta.
Para lograr algo hay que decidirse a ir en contra de todas las probabilidades, de todo lo negativo que imaginemos, de todo lo negativo que nos digan los demás, es ir por lo que quieres y dejarte llevar por la experiencia, porque no habrá camino trazado, ni instrucciones, ni una guía, lo único que esta eres tú, tu intención, tu actuación, la experiencia que obtendrás de los errores y el deseo de continuar hasta lograr lo que te has propuesto.
Rendirse no es una opción cuando se sabe lo que se quiere…
Hay que confiar y ser persistente.
Ofelia Balderas Gallegos.
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