Ofensas.

Las ofensas solo logran tener efecto si nosotros damos permiso para que nos afecten.

La reacción que tenemos ante las palabras o los actos que se producen en nuestra contra es muy importante, porque si reconocemos a la ofensa como un intento de agresión que proviene de una persona que responde conforme a su educación y contexto, es un hecho que no participaremos en su intento por hacernos sentir mal y le ignoraremos.

Recordemos que las ofensas provienen del enojo y que el enojo es una emoción impulsiva, así que si permitimos que la otra persona nos moleste entraremos en ese juego en el que por igual responderemos de manera impulsiva, ayudando así a que la situación tenga más importancia de la que debiera.

Ante la agresión es mejor responder con educación, tranquilamente y evitando acrecentar el conflicto.

Esta en nosotros elegir nuestro tipo de respuesta, así como esta en nosotros el permitir sentirnos ofendidos o no, si nos valoramos no nos reconoceremos en aquella ofensa, y si no nos reconocemos, podremos observar la realidad: que se trata de alguien que se esta comunicando con nosotros en un momento de enojo.

Si una ofensa nos afecta debemos cuestionarnos el ¿por qué?, ya que si nos afecta es más problema de nosotros que de quien nos lo ha dicho.

Ofelia Balderas Gallegos.