Caminamos día a día con la inmortalidad, opacando al silencio con muchos sonidos sin sentido, la imaginación se llena de ideales infinitos, se ignora a la vulnerabilidad, a la muerte y al final... a nadie le gusta reconocerse débil, pero es inevitable cuando llega el sufrimiento, cuando llega acompañado de las pérdidas personales... las que nos tratan de dejar algo siempre, pero ¿cuántas cosas no tendremos que aprender a valorar en esta tierra?, que perdemos y perdemos, y nos estancamos en la culpa de haber podido ser mejores para alguien que nos importaba.
Pocas veces nos esforzamos en entender el mensaje principal: tratar de ser mejores para quienes están hoy.
Ofelia Balderas Gallegos
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