que mi mano no derrumbe como el viento a una estatua de sal.
Nada permanece, nada es real, ni el deseo mismo...
Tengo todo y nada,
odio y amo,
pero siempre pierdo al final.
Y nunca será la primera vez,
nunca será la última...
sin fuerzas soy incapaz de aprender de los finales,
caminar encima de la tempestad
y salir victoriosa...
Son engaños,
todos compartimos la decadencia...
nos perdemos en el deseo,
que agoniza
llega y se va...
le lloramos y muere el alma...
Es ya reconocida la sensación del dolor,
del silencio y la oscuridad...
a lo que se pertenece cuando se pierde.
Y no tengo miedo...
este dolor es más real y más permanente que el deseo que lo provocó...
Ofelia Balderas
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