Todo el tiempo se experimentó bajo el mismo escenario y aparentemente nada cambiaba en el, pero los minutos parecían pesar más a cada instante, con una confusión creciente y cambios físicos imperceptibles... el espejo no tenía reflejo.
La lucha por despertar agotó toda pronta esperanza y consolarse fue sencillo "mañana tal vez podré abrir los ojos", pero ese mañana era en realidad un momento indeseado, mantenerse en el sueño era una defensa, una manera de exigirse tiempo personal, tiempo que el mundo real no entendería.
El despertar no llegaría hasta que se conociera lo necesario, hasta lograr comprender al interior y las lágrimas del alma cesarán.
Era un sueño de duelo, era una depresión... de - presión...
Se trataba de aprender a soltar, de aceptar vivir el presente, de amar lo que fue, lo que es, lo que será, lo que existe. De ser paciente, de comprenderse en el dolor para abrir los ojos a una nueva realidad: somos eternos, somos espíritu.
Ofelia Balderas Gallegos
1 comentario:
¡Hola Ofelia! hace tiempo que no pasaba por aquí, había perdido la dirección y hoy curioseando en P.H. la encontré, me alegro, tus letras siempre saben llegar no sólo al pensamiento, también al corazón.
Un abrazo muy grande
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